Según diversas teorías, un tic es un hábito aprendido que ha alcanzado la máxima fuerza del hábito; por lo tanto, sería posible extinguir el hábito estableciendo un hábito negativo o incompatible, consistente en la no realización del tic.
Los procedimientos terapéuticos basados en esta teoría son, generalmente eficaces en la eliminación de tics transitorios y crónicos.
Una parte del tratamiento se utiliza con medicación de tipo neuroléptico, como el haloperidol, que buscan una reducción de los tics a través de la disminución de la actividad dopaminérgica en el cerebro. Esto sería interesante para reducir el síntoma, pero no actuaría sobre el foco del problema, y ahí entra la terapia cognitivo-conductual, encaminada a la extinción de lo que podría considerarse un hábito aprendido como respuesta a una situación ansiógena.
Respecto a las técnicas psicológicas, el procedimiento de inversión de hábito es considerado el tratamiento principal de los trastornos de tics, y tiene como objetivo enseñar un hábito deseable y que dadas las condiciones del trastorno, deje de provocar un notable malestar o deterioro significativo en áreas sociales, laborales u otros ámbitos del individuo.
El objetivo principal del biofeedback, es dar a conocer al paciente acerca de los procesos fisiológicos de los que ordinariamente no es consciente, haciendo posible que de este modo sea capaz de controlarlos o modificarlos
El objetivo del autorregistro es poder obtener datos sobre los tics del paciente en el momento que ocurren.
Estas técnicas perfectamente pueden ser ejecutadas por separado, pero demuestran una gran efectividad cuando se mezclan
El tratamiento concreto a seguir con un niño en particular no consiste en la aplicación de una técnica estándar, sino que depende de los datos obtenidos en la evaluación previa realizada.
Técnicas como el Biofeedback (Carrobles y col,1987), son utilizadas en distintas áreas tanto somáticas como psicológicas; es así como puede tratar problemas neuromusculares como la hemiplejía, parálisis cerebral, discinesias, tics faciales, distonías, etc.; Así como problemas mentales como la ansiedad, fobias, obsesiones, histerias, depresión, etc.
Otra forma de tratamiento para esta alteración es el método de relajación, ya que la tensión y el nerviosismo inducen o agravan los tics, por lo que es conveniente aprender a relajarse cuando se está nervioso. También esta técnica está indicada cuando el grado de ansiedad ante situaciones específicas es tan elevado que el sujeto no puede enfrentarse a ellas, evitando dichas situaciones aunque eso le reporte graves consecuencias. Estos problemas son los llamados clínicamente miedos o fobias.